El concierto fue precioso. A ratos intimista, a ratos alegre y en algún momento, desgarrador. Su cante es espectacular. Es delicadeza y profundidad. Los músicos dotaban de una elegancia exquisita al cante de David y nos tenían al público en una laguna de pura emoción, a veces contenida, a veces saliendo libre por arranque a través de los “ole”, las palmas y el bailar en los asientos. Al final de la velada, el acompañamiento de los bailaores, hizo estallar los fuegos artificiales de una noche realmente mágica. Todo envuelto bajo el carisma característico de la sala del Café Berlín.

Muy bueno el show. Excelente el cantaor, se entrega al público por completo. El percusionista extraordinario y el pianista muy elegante. Los bailadores no dieron el ancho en la seguiriya, no estaban a la altura de la banda. Mejor estuvieron los amigos que bailaron en la fiesta que montaron al cierre del show.